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martes, 13 de febrero de 2024

MEDIACIÓN: ACUERDOS EXTRAJUDICIALES A MEDIDA DE AMBOS CÓNYUGES

La separación conyugal esta conside­rada como un proceso estresante que afecta a diversas áreas de la vida de un sujeto, como la familiar, la emocional, la económica, la social, la laboral y la legal. La separación supone también la pérdida de la principal fuente de refuerzo y de apoyo social, además genera inestabilidad, inseguridad, desprotección y nerviosismo en todos los miem­bros de la familia 


Esta situación implica, de forma directa la reorganización y reestructuración ,de la vida de los cónyuges y de los hijos, pero afecta también de forma indirecta a la familia en su globalidad 

La separación se produce en varias fases o etapas, en cada una de ellas se dan diferentes acontecimientos y cada fase conlleva la expresión de diversos sen­timientos .










Las consecuencias psicológicas de la ruptura conyugal, se manifiestan tanto en los adultos como en los hijos. En los cónyuges aparecen la depresión expresa­da por tristeza, soledad, desilusión, llan­to y falta de motivación, y la ansiedad cuyos síntomas son la irritabilidad, la rabia, el odio, la desconfianza y los mie­dos que conducen a la evitación de situa­ciones que recuerdan su vida anterior. Además están presentes los trastornos del sueño y la baja autoestima.

También son frecuentes la falta de apoyo social, la confusión acerca de los roles sociales y sexuales, el incumplimiento del régimen de visitas y del pago de la pen­sión alimenticia. En algunas ocasiones, la separación conduce a la penuria económi­ca y al paro laboral 


La crisis de una separación se vive tam­bién de forma distinta, dependiendo de quien inicia o toma la decisión de separar­se. El que toma la decisión normalmente ha encontrado una alternativa mejor, o la separación le supone una liberación y un alivio, el que es dejado se siente fracasado y teme al futuro; en ambos casos aparecen problemas ya que la separación supone una ruptura de expectativas y la necesidad de un replanteamiento vital.


A pesar de que el proceso de separación lleva sentimientos de rencor y frustración, y a veces se busca castigar al otro cónyuge a través de los acuerdos que se tomen, el replanteamiento de la situación como una cese de convivencia de forma amistosa, puede repercutir de forma muy positiva en el futuro personal de ambos cónyuges, especialmente si hay niños en el núcleo familiar. Por ello, la mediación como un proceso de diálogo dirigido por un especialista, en el que ambas personas puedan expresar sus necesidades y temores de forma objetiva, puede producir acuerdos más satisfactorios a nivel económico y emocional.

FASES DE LA MEDIACIÓN

La mediación se desarrolla a lo largo de varias fases :


Fase Introductoria


Esta primera fase es esencial para el desarrollo y establecimiento de una rela­ción que facilite el trabajo posterior. Este primer contacto incide sobre las expecta­tivas que trae la pareja acerca del procedimiento y el funcionamiento del servi­cio; permite conocer el grado de motiva­ción y de percepción de las partes impli­cadas sobre la labor del mediador.


En esta fase, es conveniente realizar la presentación de las normas y del esque­ma de trabajo organizado a seguir en las sesiones.


El mediador focaliza el trabajo a realizar en un objetivo en común, el bienes­tar de los hijos y de cada una de las par­tes. Esto crea un clima positivo que facili­ta la toma de decisiones y la resolución de discrepancias.

Además es preciso, en esta fase, valo­rar si lo que desea la pareja es una tera­pia para resolver sus problemas, o es un servicio de mediación que facilite la separación. También es el momento de decidir si algún miembro necesita ayuda psicológica por su situación emocional

Fase de Recogida de Información 

En esta fase se recoge información relevante e imprescindible para la elabo­ración del convenio regulador sobre la custodia de los hijos, la separación de bienes, el régimen de visitas, las vacaciones, los gastos, etc. 

Para ello se toman en consideración las peticiones y deseos de cada una de las partes y las posibles soluciones que aporta cada cónyuge. Esta fase facilita la verbalización de los problemas, las aspi­raciones y las expectativas de cada uno. 


El mediador debe regular la comuni­cación y debe de dotar a las partes de habilidades para expresarse adecuada­mente y respetarse mutuamente. 


Fase de Negociación 


Esta fase supone el dialogo y la toma de acuerdos sobre aquellos temas referentes al convenio regulador dónde se presentan discrepancias. Para ello se siguen los pasos del entrenamiento en solución de problemas y negociación 

Las principales preocupaciones que aparecen en esta fase, se pueden dividir en 3 bloques:


a) los aspectos relacionados con el proceso de la separación;

b) los temas relacionados con los hijos como la custodia y el régimen de visitas

c) las cuestiones económicas. 


Fase de Redacción del convenio regulador 

Una vez alcanzados los acuerdos entre las partes, se procede a redactar el convenio regulador. Este convenio se presenta ante ellos y se solicita que lo revisen y cambien en aquellos puntos que no sean claros o existan desacuerdos o imprecisiones.

Una vez aclarados todos los puntos del convenio un abogado lo redacta en términos legales y se procede a su firma, y en consecuencia a la separa­ción por vía judicial (de mutuo acuerdo y con el convenio firmado ante el juez) o por vía notarial (firmando el convenio ante un notario)

En términos generales, el conjunto de estas fases puede tener una duración entre 10 y 12 sesiones, que se celebran semanalmente y tienen una duración entre 1 y 2 horas. El número de sesiones y la duración del proceso dependerá de la agilidad con la que ambas partes vayan tomando los acuerdos, del grado de disponibilidad, de la estabilidad emo­cional, de la flexibilidad, y de la motiva­ción de los cónyuges. Estos factores influirán en el proceso de mediación y determinarán si son necesarias más sesiones, si se llevarán a cabo de forma individual o conjunta, o si será necesaria la suspensión del proceso o no.